viernes, 18 de abril de 2014

EL TÍO CARLOS

El tío Carlos es el hermano de mamá, pero mamá siempre dice que no parece de la familia.

Yo también lo pienso, y me parece fatal que no lo estén investigando.

El tío Carlos camina como si los codos y las muñecas no le ajustasen bien. Los brazos y las piernas le tiemblan como a los muñecos de los coches. Usa ropa una talla mayor a la suya. 

Pero lo que no sabéis de mi tío Carlos es su discapacidad. 

Resulta que el tío Carlos no tiene gusto. Lo sé porque se lo oí decir a mamá el otro día. El tío Carlos iba caminando por delante de nosotros, cuando mamá lo miró con cara de pena, movió la cabeza de lado a lado y puso voz de sufrimiento:

- Mi hermano Carlos no tiene gusto.
- Mujer, ¿qué importancia tiene eso? Carlos es una excelente persona.

 Estoy orgullosa de papá, que como la maestra, cree en la integración de las personas con discapacidad. Yo no sabía que había personas que no tenían gusto. Y no entiendo por qué lo invitamos siempre a comer. Me perecería muuucho mejor invitarlo al cine. Pero el tío Carlos es muy amable y siempre dice con una sonrisa que está todo muy bueno.

- Cocinas de maravilla, hermana.
- No lo dices en serio... -dice mamá poniendo voz tontita.
- Claro que no, mamá -le digo yo- pero podías ser más amable, que el tío Carlos está haciendo un esfuerzo por agradarte.

 Y le miro con una de mis sonrisas de oreja a oreja.

El tío Carlos no deja de sonreír nunca, a pesar de que no tiene novia (dice que las mujeres que le presenta mamá son más bien sosas -¡qué sentido del humor!), ni gusto. Sonríe a pesar de que nadie se ha molestado en investigar cómo ha llegado a esta familia.