jueves, 29 de diciembre de 2011

EL DISCURSO DEL REY

España es como un cole y el Rey es como el director, que dice a los papás que tienen que esforzarse más. El Rey habla poco, como el director, que sólo viene a clase cuando pasa algo grave. No cuando un niño le tira un estuche a otro, noooooo. Va cuando se rompe una puerta o cosas así. El Rey tiene que hablar siempre obligatoriamente en Nochebuena, cuando estamos a punto de cenar. Se sienta de lado, nos mira a todos, que ya estamos sentados en la mesa, y  la abuela sube el volumen y nos manda callar  y escuchamos lo que dice el Rey. El Rey dice cosas horribles como que tenemos que hacer sacrificios. Que con sacrificios todo el mundo tendrá trabajo. Hacer sacrificios es matar un animal para que los dioses no nos manden terremotos ni enfermedades. Jorge Abadía no se lo cree, pero yo lo he visto en la tele.
- Mamá, eso de que tenemos que hacer sacrificios, ¿es verdad?
- Sí, Alba, hay que hacer sacrificios para que vosotros tengáis un futuro.
- No lo entiendo, me parece injusto.
- A lo mejor no es muy justo, Alba, pero hay que hacerlo.
- ¿Y a ti te parece bien? 
- Cariño, preferiría no tener que hacerlo, pero no nos va a quedar otro remedio.
- ¿Y a todo el mundo le parece bien?
- A todo el mundo que es como dios manda, sí. Luego están esos que salen a manifestarse, que están contra todo y quieren vivir sin trabajar.
- Entonces, ¿a ti te parece bien lo de los sacrificios?
- Que sí, Albita, que sí. Estás un poco pesada...

Hoy mamá estaba preocupada. Le ha dicho a papá que Paula ha vuelto a salir sonámbula otra vez. Le ha contado que se levanta, abre la puerta de casa de la abuela y se vuelve a dormir. 

Mamá no sabe que soy yo. Que todas las noches abro la puerta para que Trapi, el perro salchicha de la abuela, salve la vida. Porque el pobre sólo es un perro y ni sabe lo que son sacrificios ni creo que la abuela le deje salir a manifestarse.

lunes, 26 de diciembre de 2011

veinte meses

Apenas escuché los pasos subiendo las escaleras, apagué la luz y me quedé en silencio, sentada en el sillón de terciopelo. Llamó al timbre como lo hacen los niños que todavía no conocen las normas y no entra en sus cabezas que alguien pueda desear la soledad, menos aún en Navidad.
A punto estuve de rendirme, pero ni siquiera el ánimo infantil es nave espacial tan potente como para rescatarme del campo gravitatorio de mi propia tristeza. Mi tristeza profunda y gris, capaz de hacer desistir a mi vecinita de siete años, que tras abandonar su idea inicial, bajaría las escaleras agitando las borlas de sus mitones rojos, cascabeles sordos para una niña que es música. Desde que nos conocemos temo que si desclavo mi tristeza del sofá, de ese sofá de terciopelo sangre, mi monstruo acabe devorando a la única persona que me hace sentir parte del mundo. Ya había lamentado varios días antes mis comentarios negativos respecto a la Navidad:
- ¿Con quién celebras la Navidad? ¿Qué te va a traer Papá Noel? ¿No vas a poner un árbol? - gritaba Alba mientras recorría uno por uno los cuartos de mi apartamento.
- Alba, yo no celebro estas cosas.
- Pero...
- Cariño, para celebrar la Navidad hay que tener ánimo y yo ya no tengo fuerzas.
Aquella respuesta la había dejado seria y pensativa. Al rato respondió:
- Para hacer la Navidad hay que tener muchas fuerzas, pero no tienes que hacerla toda entera tú sola. Sólo necesitas un poco de fuerza y la ayuda de alguien.

Por todo esto tardé casi dos horas en volver a levantarme del sofá, agacharme a recoger ese sobre rosa chicle y sacar de su interior una tarjeta que decía: "¡QUE LA FUERZA TE ACOMPAÑE!", pie de foto de una  fotografía del padre de Alba disfrazado de Luke Skywalker, robada posiblemente del álbum familiar.

Entonces me acerqué a la mesita, levanté el teléfono, y marqué el único número que conozco de memoria:
- ¿Y si ceno esta noche en tu casa?

domingo, 25 de diciembre de 2011

NOCHEBUENA 2011

Me gustan las navidades.
A papá no le gustan las navidades porque es antisocial. Eso dice mamá. A papá no le gusta comer con la familia porque a papá no le gusta que se pierdan las formas. Eso dice él. Yo no sé muy bien qué es eso de perder las formas. Pero debe de ser que en Navidad las formas se hacen más grandes: a la tía Laura se le han hinchado los labios y el abuelo, antes del asado, se desabrocha el botón para sacar la barriga, que es grande y redonda como la pelota que tiene mamá para hacer gimnasia.
A papá no le gustan las navidades. A mí sí. A mí me gustan las navidades porque en Navidad los mayores vuelven a ser niños otra vez y yo soy como los mayores. 
- Albita, cariño, ¿te he contado cuando tu papá se hizo pis en el cole?
- Noooo, cuéntalo abuela.
- Mamá, por favor, todos los años igual - dice papá..
- Mira, Alba, a tu papá, ¡que se pone rojo....! Pues resulta que se hizo pis en el colegio y puso todos los muñecos encima para que la maestra creyera que habían sido los muñecos. ¡Qué tierno!
- ¡Qué tieeernooo! - repito yo.
Y todos se ríen mucho, sobre todo el marido de mi tía Laura, que todas las navidades le cuenta a papá cuánto dinero gana su empresa, para que papá se alegre.
- Si seguís así, me levanto y me voy - se enfada papá.
- ¡Cómo eres de picajoso, hijo! - se queja mi abuela - Alba, cuéntale a tu padre qué les pasa a los que se enfadan.
- Que dos males tienen - digo yo muy seria y levantando el tenedor en el aire.
- Mirad a Albita. Habla como una persona mayor. Unos creciendo y otros que no maduran... - dice mi tía Laura.
Como papá es antisocial pasa el resto de la cena sin hablar. Mamá, que sabe que los antisociales sufren mucho en Navidad, le da un beso y le acaricia la mejilla.


YO TAMBIÉN OS DOY UN BESITO Y OS DESEO UNA FELIZ NAVIDAD
(y si sois antisociales, como papá, os doy otro más)

martes, 6 de diciembre de 2011

EL TIEMPO

Mamá dice que las hermanas tienen que ayudarse.

Bea está de mal genio porque se ha pasado todo el fin de semana intentando hacer una redacción que le ha mandado una maestra. La maestra de Bea es como la mía, pero de mayores.
Total, que a Bea la maestra le ha mandado hacer una redacción sobre el Tiempo. ¿Qué es para ti el Tiempo? Así que todos le dimos ideas: Mamá le dijo que el Tiempo es todo eso que ha perdido desde que se casó y papá, que es lo que le falta a mamá antes de abrir la boca.
Esta mañana Bea ha dicho que no le salía y que le daba igual que le pusieran un cero.
Pero las hermanas están para ayudarse, así que le he echado una mano:

EL TIEMPO ES UN ACOMODADOR CON ALAS
El tiempo con minúscula es un nombre común y vive en los relojes, pero el Tiempo con mayúscula es un nombre propio y es un señor que trabaja en un cine o en un teatro, no lo tengo muy claro. Cuando llega el momento, el Tiempo, que vuela, pone a cada uno en su sitio (lo dice mi abuela). Se ve que a veces la gente no sabe dónde ponerse y el Tiempo, que es muy sabio y muy amable te lleva donde te corresponde. Lo que pasa es que a veces es perezoso y se le acumula el trabajo y tarda mucho en poner a la gente en su sitio (eso también lo dice mi abuela). Pero a mí no me extraña nada que se le acumule el trabajo porque somos mucha gente y casi nunca sabemos dónde tenemos que ponernos. En clase pasa lo mismo, por eso la maestra nos coloca por orden de lista al principio. Porque cuanto antes sepamos dónde ponernos, mejor.

Ya veréis qué contenta se pone Bea cuando abra su cuaderno mañana.


domingo, 9 de octubre de 2011

quince meses


Los que me rodean parecen luces en movimiento. A veces me siento espectadora de una película cuya acción transcurre ajena a mí. Incluso temo que si me acerco seré un obstáculo entre el proyector y la pantalla. Tengo miedo de abrir un agujero negro en  la historia y que alguien me grite: ¡Aparta! Al contrario que los buenos espectadores, no dejo de pensar en lo ficticio que es todo lo que me rodea. Sólo hay un personaje que ha roto la cuarta pared y me escruta como si fuera de otra especie.
- No te hagas ilusiones, Alba, quizás al final, no te parezca tan interesante. Ya me conocerás...
Alba entorna los ojos hasta casi cerrarlos y frunce los labios. Luego se sienta en el suelo cruzando las piernas y se coloca bien la falda por encima de las rodillas. Vuelve a levantar la cabeza y mirándome fijamente dice:
- Ya te conozco y, al final, me gustas.
(...)
¿Puedo tomar otro batido de chocolate?

sábado, 8 de octubre de 2011

HOMO NIMOS

He vuelto al cole. En septiembre. ¡Está guay! La nueva maestra es más joven que la del año pasado, pero también es sabia con b. Una de las cosas que nos ha enseñado la maestra es que hay palabras que suenan igual y significan diferente. Estas palabras se llaman como los hombres primitivos que estudia Bea: "homo nimos". Pero la maestra ha dicho que no hace falta que nos aprendamos el nombre. Yo lo he copiado y he recortado un dibujo del libro de Bea, para que no se me olvide.
El lunes, la maestra nos pidió que pensáramos ejemplos de "homo nimos", así que me fui a estudiar a casa de Jorge y creamos un grupo de pensar.
- ¡Ya está, Alba! Coles. Coles son muchos colegios y también son esas cosas que cocina tu mamá que huelen tan mal.
- Mmm, no sé. Porque a lo mejor a los colegios los llaman coles porque las clases también huelen mal cuando volvemos de Educación Física. Tenemos que encontrar dos palabras distintas del todo todo todo, que no signifiquen lo mismo ni parecido pero que suenen igual, igual.
En ese momento entró la madre de Jorge a la cocina hablando por teléfono y comenzó a prepararse un batido de frutas:
- Sí, querida (...)  claro que sí, querida (...) ya hablaremos, querida (...), besitos, querida- se despidió antes de colgar el teléfono y de darle al botón de la batidora.
Entre el ruido de las manzanas despedazándose la oímos decir bajito: Bruja...
- Alba, querida, ¿os preparo un batido de chocolate? - nos preguntó poniendo otra vez un gesto alegre.
Jorge y yo dijimos que sí con la cabeza y nos miramos. Ya teníamos las palabras. Parecían iguales, sonaban iguales, pero era imposible que fueran la misma palabra.
Los dos pensamos lo mismo: "A la maestra le va a encantar". Y junto con la historia de la mamá de Jorge, calcamos dos veces la foto del "homo nimos". Y es curiosíiisimo porque parecen iguales, pero cada dibujo te mira de forma distinta.



imagen: http://www.losarchivosdelatierra.com/inicio/2009/10/23/los-hombres-modernos-somos-unos-debiluchos-blandengues.html

viernes, 2 de septiembre de 2011

EXCURSIÓN

Papá también es un poco maestra. El sábado preparó una excursión a las murallas porque dice que antes de conocer el mundo hay que conocer lo nuestro, que no conocemos lo nuestro y que lo nuestro es maravilloso y que es una vergüenza que los turistas sepan más de lo nuestro que nosotros y que los españoles somos muy injustos con lo nuestro.
Yo nunca había pensado que las murallas y el palacio y las estatuas eran nuestras. Yo creía que eran de la ciudad. Pero son nuestras y nos las cuida el alcalde. Está guay tener cosas y no tener que recogerlas.
Cuando llegamos a la puerta de Francia, papá cogió un libro de turistas y comenzó a leer en voz alta:
- "Actualmente se siguen conservando tres cuartas partes del perímetro amurallado, que combinan la ciudad medieval con la urbe moderna y de vanguardia..."
Paula: ¿Cuántos metros es un perímetro?
Yo: ¿Urbes no es lo que tienen las vacas?
Mamá, colocándose las gafas de sol: Ubres, cariño, ubres.
Bea: Qué rollo, ¿falta mucho?
Papá respiró fuerte y siguió gritando:
-"En su visita, podrá atravesar algunos de los portales que recorrían el recinto, no siempre en su lugar de origen. El más antiguo y el único que se conserva es el portal de Zumalacárregui. Muestra un escudo labrado con el águila bicéfala y las armas imperiales".
Yo: ¿Zurracapote? ¿Se bebía zurracapote, como en las fiestas de Logroño?
Paula: ¿Qué es bicéfala?
Yo: Que tiene dos ruedas.
Mamá: ¡Bea, vuelve aquí que tu padre está leyendo!
Papá cerró el libro de un golpe.
- Papá, ¿ya está?- dije yo con una sonrisa.
- Sí, nos vamos de pinchos- respondió papá. Pero lo dijo de otra manera distinta que siempre. Como si estuviera muy nervioso.
Mamá se acercó a él y le pasó un brazo por el hombro. Sí, cariño, vamos a tomar algo.
- ¡Qué ganas tengo de que empiece el colegio!- dijo papá mirando al cielo.
Yo también. No se lo voy a decir, pero las excursiones de la maestra son más chulis. Pero claro, papá no es maestra.

miércoles, 17 de agosto de 2011

once meses

Cuando tenía la edad de Alba, me fascinaba el espejo de la madrastra de Blancanieves y al menos en un par de ocasiones invoqué al de mi cuarto con curiosidad y algo de temor, puesto que entonces ya intuía que enfrentarse a la verdad es una práctica de consecuencias impredecibles. Con el tiempo descubrí que los espejos mágicos estaban por todas partes y que eran mucho más peligrosos de lo que jamás hubiera imaginado. Yo tiendo a mirarme en espejos que me devuelven imágenes monstruosas, espejos cuyos reflejos golpean mi rostro hasta deformarlo, que enturbian cuando me miran, que se ceban en mis miserias con sus formas cóncavas.


Pero esta vez Alba me ha regalado un espejo diferente, en el que, de momento, sólo acierto a mirarme a escondidas.

viernes, 12 de agosto de 2011

BLANCOS

A mamá le gusta mucho un programa de televisión en el que unas mujeres van a comprarse un traje de novia. Un traje de novia es un vestido que no es de esta época y con el que tienes que parecer una princesa de cuento (no como Letizia, que va con pantalones y vestidos rojos y faldas cortas).  Eso es muy importante porque lo dicen todas las novias: "el día de mi boda quiero parecer una princesa", y todos ya saben que es de cuento. Hasta Letizia se cambió a princesa de cuento. Es una información que no hace falta decirla.
Si no eres una novia, los vestidos de novia te parecen todos del mismo color: blanco. Pero las novias son como los esquimales. La maestra nos contó que los esquimales podían distinguir decenas de blancos diferentes. Las novias, igual.
- ¿Por qué llora esa novia?
- Porque en la primera prueba del vestido, se ha dado cuenta de que no es del mismo color que el que le sacaron la primera vez.
- ¿Y de qué color era ese vestido?
- Blanco.
- ¿Y este no es blanco?
- Sí, pero otro tono.
Mamá, como ha sido novia, es también un poco esquimal.
Al final todo se solucionó y cuando la novia salió a enseñárselo a su madre y a a sus amigas (está prohibido ir a comprar el vestido de novia sola) todas se pusieron a llorar. Pero lloraban porque la veían guapa. Hay un llorar de alegría, un llorar de tristeza y un llorar de belleza, que mientras lloras dices ooooohhh. 
                           -Así sí que puedo casarme - dijo la mujer-princesa, entre lágrimas.

- Mamá, ¿me enseñas las fotos de tu boda?
Y ahí estaba mamá-princesa, con un vestido blanco (blanco roto, dijo mamá, yo lo vi perfecto), sonriente, guapa, delgada, morena, con unos rizos castaños que caen por su cuello como guirnaldas. Igual de guapa que hoy, con los mismos ojos grandes que dicen que yo he heredado.





domingo, 31 de julio de 2011

EL PUEBLO

Hoy hemos ido a jugar a casa de Jorge Abadía mi amiga Nuria Bellavista y yo. Jorge acaba de venir de su pueblo y nos ha enseñado el libro de las fiestas. Ni Nuria Bellavista ni yo tenemos pueblo, pero a las dos nos parecería muy chuli tenerlo. Yo no tenía muy claro lo que era un pueblo, pero en el libro de fiestas lo explica todo. Un pueblo es como un país, pero en pequeñito. Y todo el mundo importante lleva una cinta brillante que va desde en hombro a la cintura. El alcalde es el que manda, pero luego están las reinas, que son más importantes. Las reinas se pasean por el pueblo con carroza y corona y la gente las aplaude. Cada año las reinas cambian porque en los pueblos manda el pueblo (normal). Las reinas son chicas mayores que salen en las fotos mirando al cielo y con la cabeza inclinada, como si estuvieran echando de menos al rey. Pero nunca hay reyes ni los pueblos los echan de menos (deben de ser femimistas). En los pueblos todo el mundo es feliz y salen en las fotos siempre un montón de gente bebiendo vino y medio cayéndose de risa.
Pero no es lo más guay del libro de fiestas. Lo más guay es que pone que además de reina puedes ser HIJO ADOPTIVO. Como no lo entendíamos muy bien, Jorge nos lo explicó: son personas que no son del pueblo, pero que el pueblo las adopta.
- ¿Como a las niñas chinas?
- Sí, como a las niñas chinas- respondió Jorge subiendo y bajando la cabeza y abriendo mucho los ojos.
- ¿Porque se ha quedado sin papás?
- Eso será.
- ¿Y si Nuria y yo queremos que tu pueblo nos adopte...?
-...
- Sí, creo que sí... - dijo muy serio Jorge, mientras los tres mirábamos a los papás que tomaban café y se reían.
Tener pueblo está muy chuli, pero, por ahora, no va a poder ser.

miércoles, 27 de julio de 2011

MALDICIÓN

Me he enterado de que ser mayor no es lo más importante. Yo quería ser mayor así, rápido, para poder hacer cosas como tener una moto, o ir al cine con mis amigas, como Bea, o montar sola en el ascensor para ir a ver a la vecina, o tener una tarjeta con numeritos para que mis patines nuevos los pague el banco, o entender el lenguaje secreto que a veces usan papá y mamá delante de mí y que dice la maestra que está tan feo (eso de hablar en clave).
Pero me he enterado de que ser mayor no es lo más importante.  Cuando llegas a mayor, a los 16, creo, lo más importante del mundo es que sepas cocinar. Para que no se te pase el arroz.
Si se te pasa el arroz, es una desgracia muy grande como una catástrofe o algo así. Primero, porque el arroz se pega y está asqueroso, puaj! y segundo, porque te pasan desgracias. Es como una maldición, "la maldición del arroz". La primera vez que oí hablar de la maldición fue en casa de la abuela.
- Abuela, ¿tú no te sacas el carnet de conducir como mamá y las tías?
- No, cariño, a mí ya se me ha pasado el arroz.
- ¿Estás segura, abuela? Yo creo que a ti no se te pasa ni se te pasará nunca el arroz.
- ¡Qué mona eres, Alba! Trae que te dé un beso.
Pobre abuela. Y eso que ella, normalmente, cocina muy bien. Pero con el arroz hay que estar muy atento, que te descuidas un día y ¡zas!, la maldición. Aunque a la abuela la llevan y la traen mis tías y mi mamá en coche cada vez que lo necesita, que a las personas con maldiciones hay que ayudarlas. Es peor lo que le pasa a Maruja, la amiga de mamá, que se le pasó el arroz y ya nunca se va a casar ni a tener hijos y por eso quedan con ella a tomar café para que no esté sola. Porque cuando se te pasa el arroz, te toca una maldición u otra, como una lotería.
Estuve pensando en ello dos días enteros.
- Mamá, quiero aprender a cocinar arroz antes de cumplir 16.
- Bueno, bueno, bueno, Albita. Por fin una afición de señorita. ¿Y a qué se debe este nuevo interés? ¿Vas a cocinar para gustarle más a Jorge Abadía, eh, eh, eh?- respondió mamá con voz de dibujo animado y pellizcándome la mejilla.
- Jorge Abadía también va a aprender a cocinar arroz. Mejor que aprendamos los dos por si acaso a uno se le pasa. El otro se podría ocupar, ya sabes- le dije yo a mamá, utilizando el lenguaje secreto de los papás.
- ¡Qué moderna eres, hija mía!- me miró mamá con orgullo. Y me dijo que me estaba haciendo mayor.
¡El tiempo vuela, jopé!

sábado, 16 de julio de 2011

BICICLETA

Como papá está de vacaciones, se levanta a las seis de la mañana para coger la bici y salir a la carretera.
- La bici es lo mejor del mundo, Alba.
Para ir en bici hay que arreglarse de bici, como cuando vas a una boda tienes que ir de boda. Igual. Papá se pone unos pantalones por encima de la rodilla muy ajustados que se llaman culotte, una camiseta que se llama maillot, un casco que se llama casquette y unas zapatillas que se llaman zapatillots. Papá dice que no se llaman así, pero seguro que papá no tiene ni idea porque no sabe francés. Aprender lenguas es muy importante, como dice la maestra.
Papá siempre va de colores aburridos, mamá los llama neutros, pero su ropa de bici es fosforito de colorines: amarillo, rosa, azul. Para que los coches no se lo lleven por delante, dice papá.
- No te apures por eso, cariño, que si algún conductor ciego se te lleva por delante, siempre podrán dar la voz de alarma los astronautas de la estación espacial internacional.
A mí eso me deja más tranquila y me parece superchuli que a papá se le vea desde el espacio. A mamá, al contrario. Dice que esos colores  le quitan las ganas. Es raro, porque a mí los colores alegres me dan más energía. Debe de ser porque mamá es una señora.

martes, 12 de julio de 2011

SIN ÁNIMO DE OFENDER

El apellido de papá es de Vazques. Papá siempre se queja de que lo escriben mal. Si papá fuera maestra, sabría que cuando dices una palabra nueva hay que explicar cómo se escribe. Eso hace la maestra en los dictados y funciona casi siempre. Pero papá dice que hay gente que se ofende si le dices cómo se escriben las palabras. Dice la maestra que cuando pensamos que vamos a ofender a alguien con nuestras palabras, es mejor callarse, pero si tenemos que hablar obligatoriamente,  debemos utilizar unas palabras que son siempre igual y que son: "sin ánimo de ofender".
Así que cuando fui al médico con papá, y decía "Vazques", yo saltaba: "con s sin ánimo de ofender".
O cuando se apuntó al gimnasio, y le preguntaron el apellido, yo otra vez: "con s sin ánimo de ofender".
Papá me riñó, que dejara de decir eso no por nada, sino porque es muy largo y cansas a la gente.
Así que estuve pensando qué se hace con las palabras cuando son demasiado largas.
Y cuando fuimos a la iglesia para las bodas de oro de los abuelos, el cura nos habló con voz importante.
- Estamos aquí reunidos para celebrar que Agustín de Vázques...
- ¡Con ese al final s.a.d.o!
Nunca mamá me había pellizcado tan fuerte. Y luego mamá y papá me hicieron muchas preguntas sobre los programas que veo en la tele.
Es raro, cuando le he dicho IES al insti del parque  nunca ha pasado nada.

lunes, 11 de julio de 2011

ABRACADABRA

La madre de Jorge Abadía tiene una palabra muy larga que repite todo el rato: porquéamíyonomemerezcoesto. Y es como una palabra mágica, porque todo el mundo siente pena por ella y la miman, y le hacen cariñitos y le compran cosas para que no haga pucheros. Esta palabra mágica es muy mágica porque sirve para muchas cosas. Cuando su amigo de facebook no le contesta un mensaje, porquéamíyonomemerezcoesto, y mamá le dice que su amigo es un tonto y que ella es guapísima y que todos los hombres son unos ca... Si la chica mayor que cuida a Jorge le da plantón porque se va a un festival de conciertos todo el fin de semana, porquéamíyonomemerezcoesto, y el papá de Jorge, que tiene dolor de cabeza, se queda con él para que la mamá de Jorge pueda ir a la belleza de pies y así ella no tenga estrés. Es mágica, mágica.
Y pensando, pensando, pensando, de repente se me ha ocurrido algo. La he escrito en un papel rosa con un rotu dorado. Debajo he puesto: ""una palabra mágica para que la gente te de besos cuando estás triste". Luego he subido a la buardilla y la he metido por debajo de la puerta de la vecina. 
Al día siguiente se lo he contado a papá. Papá me ha sonreído y me ha dicho que las palabras mágicas sólo les funcionan a las brujas. 
Así que no va funcionar, porque la vecina parece más una silenciosa princesa encantada. 

sábado, 2 de julio de 2011

PERSONAS Y ORDENADORES

             Los problemas son como los zapatos-dijo ayer mi maestra-Puede que al principio te vengan un poco grandes, pero después creces. Y si no creces, siempre puedes usar plantillas.

             Mi maestra es una mujer sabia. Sabia es una palabra que se escribe como sabía, pero que no lleva tilde porque no es el pasado, es el presente. Mi mamá es una mujer sabía, con tilde, porque siempre le dice a papá que ella de joven era más lista. Eso es muy raro, porque yo pensaba que cuantos más años tienes más cosas sabes, pero se ve que no. Aunque mamá me dice que soy muy pequeña para comprender algunas cosas. Tengo que preguntarle a mamá cuál es la edad en la que se sabe todo y cuál es la que te vuelve tonta otra vez. Para que no se me pase.

              La maestra odia los exámenes porque dice que sólo miden la capacidad de equivocarse. Dice que en la vida real no es así, que cuando te compras un ordenador no le pides otra cosa que lo que puede darte. Pero que a las personas se les pide que sean ordenadores y no que sean personas. Yo no sé si lo entendí muy bien, así que pensé que tenía que observar más a las personas y a los ordenadores. Y pensando, pensando, llegó el día de la comunión de mi prima Elena.

              - Cariño, por dios, mira cómo llevas la corbata. ¿Te has acordado de cargar la batería de la réflex? No, claro que no, no vas a malgastar tu talento fotográfico con mi familia. Y el coche, ¿lo has aparcado en la puerta? Que yo con estos tacones no puedo ir muy lejos. No pongas esa cara, cualquiera diría que te estoy molestando. Pero es que las cosas hay que hacerlas bien. Y se nos está haciendo tarde.

Mamá, creo yo,  es todavía muy pequeña porque estos problemillas se le hacen grandes.

            Papá respiró hondo, se acercó al ordenador y fue a desconectarlo tirando del cable. Mamá se acercó hacia él corriendo como una japonesa.

           - ¿Qué haces? Que es un or-de-na-dor. Que no puedes tratarlo de cualquier manera, que hay que ser más delicado con las cosas, hombre.

            Y todos tuvimos que esperar a que el ordenador se echase a dormir dulcemente.

            Mamá no lo oyó, pero papá dijo que mamá tendría que haberse casado con el ordenador. Yo creo que se equivoca. Al ordenador nunca se le pondrían los ojos rojos por ella, como yo ví que le ocurría cuando salió  por la puerta de casa.

sábado, 11 de junio de 2011

siete meses

Estamos solos. Por primera vez siento que esta idea me atraviesa como una acupuntura maligna, provocándome un dolor suave y constante al que podría acostumbrarme con el tiempo, pero que jamás dejaría de sentir. Un achaque de la edad adulta, de la edad consciente.
Mi amiga hippy y dueña del apartamento donde vivo viene a verme dos veces por semana. Como ella asegura, lo más importante para la correcta recuperación es respetar la posología. Una vez que traspasa el umbral de la puerta no puede evitar actuar como si fuera ella la que vive allí: descorre las cortinas con soltura y se sirve una copa de vino. Después se sienta enfrente de mí, en el sillón morado, cruzando las piernas. No se lo diría nunca, pero esas largas rastas no pueden ocultar los mismos ademanes aristocráticos que heredó de su madre y contra los que sigue luchando sin éxito. Tampoco esa facilidad para disponerlo todo. A medida que ella avanza, se desintegra el caos.
- Te veo mejor.
- ¿Mentir es parte del tratamiento?
Sonríe con picardía. Me conoce y sabe que conmigo no valen las mentiras piadosas.
- No miento. Por dentro estás hecha una mierda, pero te veo mejor. ¿Zapatos nuevos?
- Los compré por internet. Y si, aunque me quedan grandes, no pienso descambiarlos.
- ¿Y eso?
- No siempre puede ser todo a nuestra medida. Y, como dice Alba, los problemas son como los zapatos, cuando crecemos se nos hacen más pequeños. Y si  ya no creces, siempre puedes usar plantillas.
- ¿Y quién es esa Alba?

lunes, 6 de junio de 2011

LA PLAZA

Ayer vi las noticias.
- Mamá, cómprame una tienda de campaña.
- ¿Para qué, hijita?
- Para irme a la plaza con esos que salen en la tele. Dice Jorge Abadía que viene también.
- Pero ¿tú sabes lo que estás diciendo? Esos son unos alborotadores que se han puesto allí sin permiso.
- No sabía que había que pedir permiso para ir a la plaza. ¿Y venden entradas o hay que llamar a la alcaldesa?
Mamá me miró como cuando no le gusta lo que digo, así que pregunté otra cosa.
- ¿Y para qué están ahí?
- Para quejarse de que no ganan suficiente dinero y que todo está muy caro. Que trabajen. Además se quejan de los políticos, quieren que vivamos así, sin gobernantes, como si fuéramos salvajes.
- Pues a lo mejor papá podía acompañarnos, él también se queja de que todo está muy caro y también dice que los políticos son unos hij..
- ¡Alba! Cuidadito con esa boca. Papá es un señor serio, no como esos que ocupan la plaza, que es de-to-dos, que ya no se puede pasear, ni nada.
- Si la última vez que fuimos a la plaza fue a la boda de la tía Alicia, y ha pasado tanto tiempo que hasta la tía Alicia se ha cansado de estar casada y se ha divorciado.
- ¡Alba!
A mamá no le gusta que hablemos de la tía Alicia. Así que sigo mirando la tele. Es cierto, papá es un señor serio, no como los de la plaza, que parecen alegres. Y se quejan muy alto, para que todo el mundo los oiga. No como papá.

domingo, 3 de abril de 2011

PREGUNTAS

        La mamá de Jorge Abadía, del B, se llama Piluca y es amiga de mi mamá. Ayer nos fuimos los cuatro a tomar café a la cafe, como le llama la mamá de Jorge Abadía a la cafetería. La mamá de Jorge Abadía dice cafe, profe, chiqui, cole y galle. Yo creo que como no come no tiene fuerzas para terminar las palabras. Por eso le gusta tanto hablar en inglés y en francés, porque las palabras son más cortas:

          - Alba, my dear, qué vestido más chic, kiss, kiss, kiss.

        A Jorge Abadía le han comprado un cachorro y su mamá quiere educarlo. Por eso ve un programa de la tele en el que sale uno con ojos de chino pero que habla inglés.

          - Yo lo veo en v.o., porque en español te pierdes matices- le dice la mamá de Jorge a mi mamá.

       Y mi mamá, que no sabe inglés, asiente con la cabeza y pone los mismos ojos que cuando ve a la vecina.

        - La clave es ser enérgica y tranquila- dice la mamá de Jorge mientras revuelve las cosas del bolso con la mano, buscando el móvil que grita una y otra vez:
        
         "Devuélveme la vida que me l'as quitao, que me l'as quitao, que me l'as quitao.
         Devuélveme la vida que me l'as robao, ay ay ay ay, que me l'as robao
         Devuél-"
                       
                       -¿Síii? My dear... sí... aquí estamos... y Albita y Jorge también... qué vas a molestar... cuenta, cari, cuenta...
    
         Y por lo que mamá y Piluca contaron después, se ve que a su amiga Marisa le gusta uno de su clase de cerámica y aunque se acuesta con él (eso no sé si lo he entendido bien) no sabe si a él le gusta ella.

  - Pues que se lo pregunte- dije yo.
  - Ay, Albita, cariño, no es tan fácil.
  - Sí que lo es, pones voz de preguntar y dices: ¿te gusto?
  - Alba, dear- me explicó la mamá de Jorge- los chicos se asustan con esas preguntas.
  - ¿Ah, sí? Pero si esa es una pregunta muy fácil. Es más difícil si te lo preguntan en inglés, que entonces sí que hay chicos que no lo saben y también chicas que no lo saben. Como le pasa a papá, que cuando le pregunto en inglés no sabe, pero porque...
  - Ay, cari, que no va por ahí, que no es una cuestión de saber la pregunta sino de a-tre-ver-se a responder. Y con los chicos es mejor no ir detrás, que no sepan que les gustas, si se enteran, dejas de gustarles.
  - No lo entiendo.
  - Ya lo comprobarás tú misma.

       Y como no podía esperar, cogí a Jorge Abadía del brazo, lo llevé a una esquina de la barra y le pregunté:

  - ¿Te gusto?
  - Sí, ¿y yo te gusto?
  - Sí.

   Esperamos un minuto.

  - ¿Te sigo gustando?
  - Sí. ¿Y yo a ti?
  - También.

  Esta tarde me he vuelto a encontrar con Jorge Abadía en el parque. Le he preguntado si todavía le gusto y me ha dicho que...
                                                  ... hoy le gusto más.
                                                       
                                                                          Y me ha dado un beso.

 


 

domingo, 13 de marzo de 2011

PROBLEMAS

      Beatriz estudia Matemáticas y los problemas le producen dolor de cabeza. Es como a papá, pero papá dice que los suyos son peores porque hay que pagarlos.
El caso es que ayer me colé en el cuarto de Beatriz para pedirle su rotulador plateado.
-¿Me dejas tu rotu plateado, Bea?
- Sí...

                Qué raro, sin rechistar ni nada.

-¿Me lo das para siempre?
- Sí...
-... ¿Me estás escuchando, Bea?
-¡Ay, no me desconcentres, que estoy haciendo un problema!
- ¿Y para qué quieres hacer un problema? No creo que sea bueno hacer problemas, es mejor solucionarlos.
                    
                Bea me dio un pellizco.

- Claro, boba, hacer un problema es solucionarlo.
               
               No sé si mi maestra estaría de acuerdo con eso, pero en fin.

-¿Y cuál es el problema?
- Bueno, escucha con atención:

"Si Carlota tiene 5 años menos que Juan y Mónica dos años menos que María, y entre los tres suman 39, ¿cuántos años tiene cada uno de ellos?"

 - ¡Ya sé cuál es el problema!- salté yo- que estos son como mamá y sus amigas, que nunca dicen los años que tienen.
- ¡Ay, que no, Alba, que esto es inventado!
- Pues invéntate tú la solución, total, si ellos no existen qué más da.

Total, que Bea me explicó que había calculado haciendo la cuenta de la vieja, que es probando con unos números hasta que te sale el resultado exacto y sabía que el resultado era: Juan, 17; Carlota, 12 y María, 10.

- Bueno, pues ya está, ¡bieeen!
- Pues nooo, no está- se quejó ella- porque para resolver el problema tengo que usar las equis.
- ¿Las equis?
- Sí, las equis. La edad de Juan es equis.
- ¡Eso es imposible, la equis es una le-tra y la edad es un nú-me-ro!
- Ya pero es un número desconocido.
- ¿Pero no era 17?
- Sí, pero lo sé sin las equis, y tengo que llegar a ese número con las equis. ¡Y coge el rotulador y lárgate, que me estás poniendo nerviosa!

No sé por qué hay que utilizar equis para resolver un problema que se puede hacer sin equis y me parece una tontería gastar el tiempo en resolver problemas que no existen. Y la vieja, la de la cuenta, me parece más lista que el profe de mates de Bea.

domingo, 6 de marzo de 2011

HACERSE MAYOR

El jueves la maestra nos habló de la importancia de que seamos curiosos, de que no nos ocupemos tooodooo el díaaa de nosotros mismos y de que investiguemos lo que pasa a nuestro alrededor. Que es verdad que nuestras quejas son que no nos dejan comer chicle en clase y que no nos dejan correr por los pasillos, pero que la vida va más allá de los muros del colegio (así dijo la maestra, los muros, lo repito porque queda más chuli que las paredes) y que hay otras cosas más importantes.
Total, que me he puesto a ver la tele. Unos programas de mayores que discuten cosas de mayores. Unos están a un lado, otros al otro lado y en el medio hay una maestra que la verdad no es muy buena porque ni pone orden ni nada. Hablan todos a la vez, gritan, se dicen palabras feas, pero ella no les riñe ni los manda al rincón de pensar. Así no aprenderán nunca a hacer debates. Mi maestra es mucho mejor.

Total, que al final he escrito mi trabajo:
"Los problemas de los mayores son que no les dejan fumar en los bares y que no les dejan correr con el coche. Que ellos son mayores y no quieren que les pongan normas ni nada y que esto no es libertad ni es nada.Y mi mamá y mi papá piensan igual porque cuando veían la tele hacían que sí con la cabeza."

El viernes cuando llegué a clase y leí mi trabajo la maestra se puso seria. No lo entiendo. A mí esto me ha puesto muy contenta. Creo que los de 1º A ya somos casi mayores.

sábado, 26 de febrero de 2011

cinco meses

              Pronto hará cinco meses que llegué al ático que mi mejor amiga de la infancia, heredera hippy de una empresa textil de rentabilidad nada despreciable, me alquiló a un módico precio cuando decidí abandonar precipitadamente un diminuto apartamento de las afueras. En su opinión, mi sitio estaba en las alturas de aquella casa señorial decimonónica con fachada modernista.
            - Desde ahí arriba, todo se ve más pequeño. Por dentro y por fuera - había dicho levantando la cabeza hacia lo que iba a ser mi nuevo hogar- Dime cuándo quieres que vayan a recoger tus cosas.
             Tuvo que venir ella misma a culminar la mudanza. Se movía de un lado a otro en silencio funerario, colocaba cuidadosamente los libros y colgaba mi ropa en las perchas del armario, mientras yo permanecía sentada en el borde de aquella silla de terciopelo rojo, con la mirada perdida, como una vieja Nancy a la que el tiempo le ha borrado la expresión de la cara.
              Dos horas después, la casa de muñecas estaba montada y mi amiga se había marchado cerrando de un portazo mi nuevo piso-desván. Me quedé allí sentada no sé durante cuánto tiempo. El ruido del timbre me sobresaltó.
             - Me llamo Alba... con b. ¿Eres la nueva vecina?

             Alba, aquella niña de agua y espejo, me devolvió al juego.

APRENDEMOS PARA LA VIDA

      La maestra nos explica que muchas de las cosas que aprendemos en el cole nos sirven para la vida. El otro día la maestra nos enseñó a presentarnos a los desconocidos y eso sirve mucho para la vida, porque en el mundo hay miles, millones de desconocidos y la maestra dice que un desconocido es una oportunidad de hacer nuestra vida más rica y de ser más felices.

      Esta mañana he probado a ver qué pasaba.

      Mamá me ha vestido con la ropa que le gusta a ella y me ha llevado a una tienda que se llama butic, pero que venden vestidos.

                - Buenos días, ¿le atienden?
                - No se preocupe, estoy mirando- respondió mamá sin levantar la cabeza.
                - Buenos días, soy Alba...con b- le dije yo con una sonrisa enorme y apretando su mano derecha con mi mano derecha, como me había enseñado la maestra- ¿y tú cómo te llamas?
                - Cariño, deja tranquila a la dependienta.
                - No se preocupe, ¡si es un encanto de niña! Me llamo Lucía y ahora mismo te voy a dar una piruleta.

       Como siempre, la maestra tiene razón, mi vida ya empezaba a ser más rica.

       Mamá cogió un vestido clarito y se metió en el probador. A los dos minutos, asomó la cabeza y me pidió que llamara a la dependienta.

               - No se llama dependienta, se llama Lucía. Tú no lo sabes porque no te has presentado y has perdido la oportunidad de hacer tu vida más rica.
               - Ay, no incordies y llámala ya.

        Así que eché a correr con la piruleta en la mano.

               - ¡Lucía, Lucía, Lucía!

        Y me llevé a Lucía hasta el probador.

        Mamá salió con la cremallera a medio subir y Lucía torció la boca. Después de varios intentos, Lucía dijo con voz muy suave:

             - Quizás una talla más...

         Pero mi madre respondió un poco como cuando algo le sienta mal que ella usa la 38 y que el vestido estaría mal cortado. Y luego salimos de la tienda y mamá estaba muy enfadada, casi llorando, la pobre.

            - Tranquila mami- le dije yo dándole un beso- a mí me pasaba lo mismo cuando iba a Infantil, intentaba meter las piezas grandes en agujeros pequeños y luego me ponía nerviosa y me enfadaba también. Le diré a papá que compre una casita con agujeros para que practiques.

         Pero a mamá no le ha parecido buena idea. Ella verá. Como dice la maestra: para aprender, primero hay que querer.

jueves, 17 de febrero de 2011

APAGÓN

                  Ayer papá nos reunió a toda la familia a las diez de la noche en el salón. Luego encendió una vela plateada de las que pone mamá en la mesa de navidad y salió del cuarto. De repente se apagó todo: la lámpara, la tele, la lucecita del DVD y había tanto silencio que mamá se puso nerviosa.
                  - ¿Y así cuánto tenemos que estar?
                  - Cinco minutos, al menos.
                   - Ya.
                   Después de un minuto, la vela, que olía como a llave derretida, me empezaba a marear. A mamá el silencio y la oscuridad la deprimen así que se puso a suspirar y a decir que se sentía ridícula. Mientras, papá resoplaba y mamá seguía quejándose de que los vecinos iban a pensar que no pagábamos la factura o que nos habíamos metido en una secta de espíritus.
                    Así que pensé que debía decirlo:
                   - Ha sido una idea de los amigos de internet de la vecina, que nos la hemos encontrado en el portal y papá ha estado un rato hablando con ella.
                    Funcionó. Mamá debió de comprenderlo todo porque calló de golpe. Fue un silencio muy silencioso. Y papá, como regalo por dejar de quejarse, encendió la luz un minuto antes, también muy callado, y puso la tele.
                 Papá es chachi y el tiempo pasa más despacio con la tele apagada.
                  

                 

sábado, 12 de febrero de 2011

EXPRESIONISMO

Mamá acaba de devolverme el ordenador. Es que leyó en un libro que los niños no podían hacer siempre lo que les gustaba y me quitó el ordenador para que me fustre. Que es bueno que me fustre. Yo no lo entiendo, porque ella siempre se queja de que está fustrada. Debe de ser como las vacunas: si te fustras de pequeña ya no te fustras de mayor.
Pero mi vacuna ha acabado y yo he hecho muchos progresos con mi cuento. La maestra me recomendó que hiciera un dibujo de Hipoteca para que me la imaginara mejor;así que yo hice un dibujo espectaculaaaaar, con mucho mucho, mucho blaaancooo y mucho, mucho, mucho neegroooo. La maestra aplaudió como loca y me dijo que mi dibujo era un fantástico dibujo "expresionista" (le pedí a la maestra que me escribiera la palabra). Y entonces yo le pregunté qué era el expresionismo y la maestra me enseñó en el ordenador unos dibujos animados de Tim Burton.
Cuando volví a casa, le enseñé el dibujo a mamá. Se le abrieron los ojos como platos, dio un paso atrás y con la voz rota me pidió perdón por quitarme el ordenador. Luego me dijo, con lágrimas en los ojos, que ser mamá es muy difícil.
Después vi como en el cuarto, medio inclinada y medio a oscuras, con una sombra negra que le tapaba la mitad de la cara, llamaba al psicólogo.
Yo creo que a lo mejor el psicólogo la puede ayudar.

miércoles, 12 de enero de 2011

EL CUENTO

Mamá me ha comprado unas hojas rosas de Hello Kitty. ¡Ya puedo empezar a escribir mi cuento! La maestra me ha dicho que es más fácil si pienso primero en los personajes, y que cuando los conozca bien, empezaré a descubrir cuál es la historia que van a vivir. Dice la maestra que es mágico, que mi cerebro se pondría a funcionar y que mis historias crecerían como un pastel en un horno.
He pensado mucho. Toda la tarde. Hasta apretando los ojos, pero al final sólo veía puntitos de colorines. Y no se me ocurría nada. Claro, qué tonta, papá seguro que me ayuda.
- Papá, ¿te puedo preguntar una cosa de Lenguaje?
- Sí, bonita, pero a lo mejor no te lo sé explicar. Es que la cosa ha cambiado mucho, no se enseña lo mismo que en mis tiempos.
- ¿Teníais otro lenguaje en tus tiempos?
- En realidad, no. Pero nos enseñaban otras cosas.
- Hum. Papá...

Y cuando estaba a punto de preguntárselo, entró mamá con un papelito de esos que vienen en un sobre con ventanita y que le ponen muy nerviosa.
- Si nos descuidamos, la hipoteca se nos come- miró mamá a papá.
- Si nos descuidamos- devolviéndole la mirada- se nos comerá a nosotros y a ellas.
Eso lo dijo con golpecitos con la cabeza. Nos señalaba a nosotras, sí.
Cuando papá se quiso acordar de que quería preguntarle algo, yo ya estaba en mi cuarto estrangulando mi lápiz rosa.

Personajes de mi cuento:
La mamá
El papá
La hija mayor
La hija pequeña
Hipoteca, que es invisible pero devora a los papás y a los hijos.
El sujetopredicador que, con sus rezos, expulsa a Hipoteca de las casas. (Si no conoces al sujeto-predicador y a Hipoteca se le ocurre entrar en tu casa, la llevas clara. Si eres papá, estás muerto. Y si tienes hijos, y te descuidas, ellos también).

Esto sale solo. Va a tener razón la maestra.

martes, 11 de enero de 2011

SUJETO-PREDICADOR

Al final, mamá bajó a hablar con el director. Yo pensaba que iba a reñir a la maestra por querer quemar libros, pero no. Mamá estaba indignada porque a mi edad todavía no sabía lo que era un sujeto-predicador.
Me preocupé. Parecía algo muy importante y yo, que ya era muy mayor, casi siete, no tenía ni idea de qué era esa cosa.
Así que en cuanto llegué a casa le pregunté a Bea qué era un sujeto.
- Es el que hace la acción.
- El que tiene la culpa, ¿no?
- Nooo, no tiene por qué ser una persona, puede ser un objeto.
- Pues yo nunca he visto a los objetos hacer nada, son inertes, que lo he estudiado.
- Déjame en paz, anda.
Como parecía que Bea mucha idea no tenía, fui a buscar a Paula.
- ¿Qué es un predicador?
- Un cura.
¡Lo tenía! Un sujeto predicador es el que hace la acción de cura, o sea, un cura. Ya está. Pues no era para tanto. Normal que la maestra quiera quemar el libro.

lunes, 10 de enero de 2011

PRIMER DÍA DE CLASE

Esta mañana, en Lenguaje, le he dicho a la maestra que quiero escribir un cuento. La maestra ha sonreído y me ha respondido:
- Perfecto, Alba. Ponte a escribir un cuento y el libro de Lenguaje lo puedes quemar si quieres.
Durante la comida se lo he contado a mis papás. Mamá se ha atragantado con una judía verde. Eso es por comer deprisa, como ella dice.
- Lo que nos faltaba, una maestra de esas modernitas. No sé para qué pagamos un colegio privado. Si  no tuviera tantas cosas que hacer, bajaría mañana mismo a hablar con el director.
Papá la miró de reojo y le susurró:
- Cariño, no contradigas a la profesora delante de la niña, no hay que socavar la autoridad de la maestra. Lo habrá dicho en sentido metafórico.
Papá usa un lenguaje secreto a veces. Y la maestra es muy moderna, sí. Como la vecina.

domingo, 9 de enero de 2011

MAÑANA VUELVO AL COLE

Hoy es un gran día para mamá porque se acaban las vacaciones de los maestros. Mamá siempre dice que los maestros tienen muchas vacaciones y que por su culpa no puede reconciliar su vida familiar (o algo así). Papá le da la razón, así que debe de ser verdad porque papá casi nunca le da la razón a mamá. Le he preguntado a Bea qué significa reconciliar y Bea me ha dicho que es volver a quererse después de una discusión. ¡Claro! Con lo que discute mamá, si en vacaciones no puede reconciliarse es una faena.
Así que mientras mamá me prepara la cartera para mañana, yo me he tirado encima de su espalda, le he rodeado el cuello con los brazos y le he dado un beso.
- ¡Qué bien que a partir de mañana volveremos a querernos todos otra vez!
- Ay, cariño, qué cosas tienes. Y ayúdame a buscar el libro de Lenguaje.
Esta mañana me he encontrado con la vecina en el portal. Estaba triste. Cuando está triste, a la vecina se le pone cara de niña pequeña. Debe de haber discutido y como ella no tiene maestra...

jueves, 6 de enero de 2011

LA WII

Esta noche han venido los Reyes. El día que vienen los Reyes no me dejan salir de mi cuarto. Ese día duermo con Bea, mi hermana mayor, y si me levanto por la noche me da un gran pellizco y me devuelve a la cama. Pero por fin se ha hecho de día y debajo del árbol había dos cajas enooormeees. Era la Wii. Los Reyes Magos compran en El Corte Inglés.
- ¿Por qué los Reyes Magos compran en El Corte Inglés?
- Porque allí hay de todo.
- Entonces, ¿no traen los juguetes desde Oriente?
- Sí, desde El Corte Inglés de Oriente.
- ¿Y no es un poco de tontos ir cargando con los regalos si hay un Corte Inglés al lado de casa?
- ... Cariño, ¿no abres los regalos?
Yo me callé porque sospecho que los Reyes Magos compran los regalos aquí, como hizo mi madre cuando fuimos a París, que los quesos que les trajo a mis tíos los compró en el Carrefour de aquí. Porque no pensaba pasar todo el viaje oliendo a queso. Mi tío no hacía más que repetir: Estos quesos no los encuentras aquí. Pues lo de los Reyes, lo mismo. Pero no quiero decir nada por si mamá y papá se lo toman mal. A mí, la verdad, plin.
Cuando hemos desenvuelto la Wii, papá se ha puesto a leer las instrucciones y nos ha pedido que no tocáramos nada. Hoy ya sé que mis sospechas eran ciertas. Ni mamá sabe francés, ni papá, inglés. Al final lo ha montado Bea, sólo era conectar unos cables.
Total, que mamá se ha subido encima de una tabla que le ha dicho 61,80 kg. y mamá se ha empeñado en que estaba estropeada y preguntaba por la Garantía, que debe de ser la dependienta de allí, de Oriente (lo digo por ese nombre tan raro), y entonces papá le ha gritado que no es la Garantía, sino el champán y los bombones, y que dejara de intentar la postura de la grulla, que al final conseguiría que acabásemos el día de Reyes en el hospital. Y mientras, en la televisión, un dibujo animado con ojos saltones decía: respira leeeentameeeeente.
Al final, mamá se ha enfadado, se ha comido dos bombones en tres mordiscos y nosotras nos hemos puesto a jugar a Mario Bross.

domingo, 2 de enero de 2011

EL AÑO NUEVO

         Esta mañana mamá se ha tumbado en la chaise-longue con el netbook encima de sus rodillas. Cuando mamá se coloca de esta manera, es porque va a escribir algo importante. Así que he ido al cuarto de baño a coger un cepillo y una goma y me he ofrecido a hacerle una coleta a mamá.
Mamá tiene un precioso pelo castaño oscuro que se ondula como una guirnalda.

- ¿Qué haces?
- Mis propósitos para año nuevo, cariño.
- ¿Propósitos es como la declaración de la renta?
- No, cielo, propósitos son objetivos que intentamos alcanzar para este año nuevo, por ejemplo, un propósito para ti podría ser hacer rabiar menos a tu hermana.

Aunque la palabra sonaba muy mal, la idea parecía buena. Me puse a leer lo que mamá había escrito en la pantalla del ordenador:
1. Tonificarme.
2. Dejar de fumar.
3. Renovar el armario.
4. Ser más feliz.

Dejé el cepillo encima de la mesa de centro y cogí mi libreta Hello Kitty.
Propostitos del año 2011:  No sé qué es tonificarme, no fumo y mi armario está bien. Además ya soy feliz. Sólo tengo dos propostitos: vigilar a la vecina para averiguar cómo ha hecho para no convertirse en una señora y escribir un cuento.