lunes, 26 de diciembre de 2011

veinte meses

Apenas escuché los pasos subiendo las escaleras, apagué la luz y me quedé en silencio, sentada en el sillón de terciopelo. Llamó al timbre como lo hacen los niños que todavía no conocen las normas y no entra en sus cabezas que alguien pueda desear la soledad, menos aún en Navidad.
A punto estuve de rendirme, pero ni siquiera el ánimo infantil es nave espacial tan potente como para rescatarme del campo gravitatorio de mi propia tristeza. Mi tristeza profunda y gris, capaz de hacer desistir a mi vecinita de siete años, que tras abandonar su idea inicial, bajaría las escaleras agitando las borlas de sus mitones rojos, cascabeles sordos para una niña que es música. Desde que nos conocemos temo que si desclavo mi tristeza del sofá, de ese sofá de terciopelo sangre, mi monstruo acabe devorando a la única persona que me hace sentir parte del mundo. Ya había lamentado varios días antes mis comentarios negativos respecto a la Navidad:
- ¿Con quién celebras la Navidad? ¿Qué te va a traer Papá Noel? ¿No vas a poner un árbol? - gritaba Alba mientras recorría uno por uno los cuartos de mi apartamento.
- Alba, yo no celebro estas cosas.
- Pero...
- Cariño, para celebrar la Navidad hay que tener ánimo y yo ya no tengo fuerzas.
Aquella respuesta la había dejado seria y pensativa. Al rato respondió:
- Para hacer la Navidad hay que tener muchas fuerzas, pero no tienes que hacerla toda entera tú sola. Sólo necesitas un poco de fuerza y la ayuda de alguien.

Por todo esto tardé casi dos horas en volver a levantarme del sofá, agacharme a recoger ese sobre rosa chicle y sacar de su interior una tarjeta que decía: "¡QUE LA FUERZA TE ACOMPAÑE!", pie de foto de una  fotografía del padre de Alba disfrazado de Luke Skywalker, robada posiblemente del álbum familiar.

Entonces me acerqué a la mesita, levanté el teléfono, y marqué el único número que conozco de memoria:
- ¿Y si ceno esta noche en tu casa?

1 comentario:

  1. Creo que es el mejor de todos los que has escrito y creo que eso lo llevo diciendo a cada cuento que escribes de esta Alba...o casi. Feliz y productiva navidad.

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