domingo, 9 de octubre de 2011

quince meses


Los que me rodean parecen luces en movimiento. A veces me siento espectadora de una película cuya acción transcurre ajena a mí. Incluso temo que si me acerco seré un obstáculo entre el proyector y la pantalla. Tengo miedo de abrir un agujero negro en  la historia y que alguien me grite: ¡Aparta! Al contrario que los buenos espectadores, no dejo de pensar en lo ficticio que es todo lo que me rodea. Sólo hay un personaje que ha roto la cuarta pared y me escruta como si fuera de otra especie.
- No te hagas ilusiones, Alba, quizás al final, no te parezca tan interesante. Ya me conocerás...
Alba entorna los ojos hasta casi cerrarlos y frunce los labios. Luego se sienta en el suelo cruzando las piernas y se coloca bien la falda por encima de las rodillas. Vuelve a levantar la cabeza y mirándome fijamente dice:
- Ya te conozco y, al final, me gustas.
(...)
¿Puedo tomar otro batido de chocolate?

sábado, 8 de octubre de 2011

HOMO NIMOS

He vuelto al cole. En septiembre. ¡Está guay! La nueva maestra es más joven que la del año pasado, pero también es sabia con b. Una de las cosas que nos ha enseñado la maestra es que hay palabras que suenan igual y significan diferente. Estas palabras se llaman como los hombres primitivos que estudia Bea: "homo nimos". Pero la maestra ha dicho que no hace falta que nos aprendamos el nombre. Yo lo he copiado y he recortado un dibujo del libro de Bea, para que no se me olvide.
El lunes, la maestra nos pidió que pensáramos ejemplos de "homo nimos", así que me fui a estudiar a casa de Jorge y creamos un grupo de pensar.
- ¡Ya está, Alba! Coles. Coles son muchos colegios y también son esas cosas que cocina tu mamá que huelen tan mal.
- Mmm, no sé. Porque a lo mejor a los colegios los llaman coles porque las clases también huelen mal cuando volvemos de Educación Física. Tenemos que encontrar dos palabras distintas del todo todo todo, que no signifiquen lo mismo ni parecido pero que suenen igual, igual.
En ese momento entró la madre de Jorge a la cocina hablando por teléfono y comenzó a prepararse un batido de frutas:
- Sí, querida (...)  claro que sí, querida (...) ya hablaremos, querida (...), besitos, querida- se despidió antes de colgar el teléfono y de darle al botón de la batidora.
Entre el ruido de las manzanas despedazándose la oímos decir bajito: Bruja...
- Alba, querida, ¿os preparo un batido de chocolate? - nos preguntó poniendo otra vez un gesto alegre.
Jorge y yo dijimos que sí con la cabeza y nos miramos. Ya teníamos las palabras. Parecían iguales, sonaban iguales, pero era imposible que fueran la misma palabra.
Los dos pensamos lo mismo: "A la maestra le va a encantar". Y junto con la historia de la mamá de Jorge, calcamos dos veces la foto del "homo nimos". Y es curiosíiisimo porque parecen iguales, pero cada dibujo te mira de forma distinta.



imagen: http://www.losarchivosdelatierra.com/inicio/2009/10/23/los-hombres-modernos-somos-unos-debiluchos-blandengues.html