martes, 23 de junio de 2020

FIN DE CURSO

Hoy es el último día de cole y hemos hecho un Zoom para despedirnos, pero no estaban todos los compañeros y no había patatas ni ganchitos. Ha sido raro.

Las vacaciones este año también son un poco raras: a mí no me hacen mucha ilusión. A mamá le deprimen, como siempre, porque dice que perdemos rutinas. Las rutinas son algo bueno para los niños. Perder las rutinas es lo peor que nos puede pasar, peor que romperte una pierna. Para los mayores, no; son agujeros profundos donde te pasan cosas malas. Mamá hace lo posible por no caer en una rutina de esas, que deben de estar por algún lugar de la casa, ocultas, esperando a que mamá tropiece y caiga. Por eso, para evitarlas, mamá procura pasar aquí el menor tiempo posible. A la yaya le pasa lo mismo, pero ella no tiene miedo a los agujeros, sino a que se le caiga la casa encima. "Me voy, que se me cae la casa encima", dice siempre. Y yo no entiendo por qué no salimos todos detrás de ella. Yo creo que deberíamos llamar al tío Luis, que es arquitecto, o cambiar de casa.

Al principio el coronavirus sí me daba un poco de miedo. Pero cuando salgo de casa me pongo una mascarilla con un unicornio.

Así el coronavirus no se atreve ni a acercarse.