domingo, 22 de diciembre de 2013

92 meses

Subo las escaleras hasta el ático donde vivo de prestado. Lo hago desde el primer día, en una especie de viacrucis irracional que me he impuesto a mí misma como si de un voto se tratase.


Primer descansillo. Las puertas de los primeros están decoradas con coronas verdes y rojas. Cuando las miro, no puedo evitar pensar en un funeral. La madera brilla como un ataúd. Parece que no están en casa.

Segundo descansillo. Alba ya está despierta y juega a cantar la lotería de navidad. La puedo imaginar abriendo el bote de los garbanzos perseguida por su madre, que prefiere que cante los premios con los Ferrero-Roché.

Tercer descansillo. Las asas de plástico se me clavan en los dedos y tengo que detenerme a descansar. Me miro las manos enrojecidas que laten como seres vivos independientes. 

Cuarto descansillo. Se escuchan las voces de los niños de San Ildefonso mezcladas con ruidos de cacerolas, ventanas que se cierran y tenedores batiendo huevos. 

Quinto descansillo. 12531... 1.000 eeeurooos, 38280...1.000 eeeurooos... Me vienen a la cabeza mi madre y mi abuela rezando una letanía con las piernas atrapadas en las faldas de la mesa camilla. Las cuentas del rosario entre sus dedos, las bolas del sorteo ensartadas una tras otra con un rezo semejante, o al menos con la misma fe. 
           1.000 euros, ora pro nobis.

Sexto descansillo. Tenemos la terminación del gordo, cariño. Este año no perdemos. Me pregunto qué se han jugado este año los del sexto y dudo de que hayan perdido alguna vez. Un tal Charpentier habla de la contrarreforma del éxito y yo me pregunto cuánto falta para que los del sexto propongan mi expulsión de la escalera por fracasada penitente.

Séptimo descansillo. Apenas puedo levantar ya las dos bolsas y me pregunto si voy a ser capaz de subir las últimas escaleras. Escucho el ruido del ascensor deteniéndose en el ático. Acelero el paso y antes de llegar a mi rellano me recibe una voz de niña-premio que me grita:

- ¡Subeeeee, correeee, que he hecho mi sorteo de la lotería y te ha tocado!


domingo, 17 de noviembre de 2013

CANIBALISMO

El otro día subí a ver a la vecina, que estaba con su amiga la que conoce a Visnú estudiando arte. El arte se puede crear y también se puede estudiar en la universidad. Está chulo.

La vecina tenía encima de la mesa un dibujo oscuro en el que había un monstruo comiéndose a una persona por un brazo. La vecina, como si fuera una maestra, me explicó que lo había pintado un señor que se llamaba Goya, y que era una representación de canibalismo.

-¿Qué es canibalismo?

Y me explicó qué era el canibalismo, que me pareció algo asqueroso, y que no me preocupara que no me iba a encontrar a ningún caníbal en el ascensor.

- Bueno, bueno -dijo la amiga de Visnú con voz de dar miedo- no estés tan segura de eso. Seguro que en este edificio hay más de un caníbal postmoderno. 

La vecina la miró con ojos de reñir y yo no podía aguantar ni un segundo más sin saber qué era un caníbal pos moderno  así que me pasé toda la semana buscando a gente moderna que pudiera ser un caníbal. Y, el domingo por la mañana, cuando parecía que ya no lo iba a encontrar, me senté con mamá a ver su canal preferido, y allí estaban todos. 

Los caníbales pos modernos son señores o señoras muy bien vestidos y que tienen muchos dólares y que están muy flacos, con cara de no haber comido en un mes. Un día se van a una pastelería y se reúnen con el jefe de los pasteleros y le dicen que quieren que les haga una tarta gigantesca y que tiene que tener la forma de la cosa que más quieren, que suele ser su perro, su gato, su periquito o su coche descapotable. Luego los pasteleros se ponen histéricos y al final, después de estar trabajando horas y horas y horas, les llevan a su casa una tarta que no parece una tarta, sino su perro, su gato, su periquito o su coche descapotable. Y entonces, el señor o la señora muy bien vestidos, flacos y con muchos dólares, se emocionan y siempre dicen que les da mucha pena comerse la tarta, porque es como su perro, su gato, su periquito o su coche descapotable. Pero de repente, cogen un cuchillo y le cortan una oreja, una pata, el maletero, y se llenan todos la boca de sus cosas más queridas, que quedan destrozadas encima de una bandeja. Y ríen, mientras hablan con la boca llena.

En realidad, les gustaría ser caníbales de verdad, pero como viven muy bien, no quieren ir a la cárcel y se conforman con ser caníbales de dulce, por eso no hacen más que repetir que las tartas tienen que ser idénticas a los animales y a los coches de verdad, para que puedan sentirse lo más caníbales que puedan.

A mamá le gustan mucho esos programas. Y se los traga todos, uno detrás de otro. Así mata el gusanillo del canibalismo (come por los ojos, como dice la abuela), porque ella no tiene dólares, ni euros, ni un puñetero duro (que es una moneda antigua que ya no sirve para comprar nada pero que mamá le tiene cariño, porque siempre la nombra. A lo mejor da suerte).




miércoles, 10 de julio de 2013

GEOGRAFÍA

Hoy es miércoles. Y como todos los miércoles desde que volvimos de ese viaje tan chuli a Eurodisney, Paula está estudiando Geografía, para que no vuelva a avergonzar a mamá delante de los extraños. (Es por la vergüenza ajena, que mi madre sufre mucho de eso; de la suya, menos). A mí me gustan los mapas y por eso siempre le digo que sí a Paula cuando me pide que le pregunte las capitales del mundo. Mamá a cambio me da un montón de sus chuches porque dice que así Paula no engorda. Preguntar las capitales a Paula está guay porque hago felices a Paula, a mamá y a mí.

- Y ahoraaaaa... vamooossss... coooon... ¡tachán!
- Alba, jooo, que así no vamos a terminar nuncaaaa.
- ¡ASIA! Empezaaamooos: Indonesia...
- ... Yakarta
- India...
- ... Nueva Delhi.
- Filipinas... ¿Filipinas? Espera un momento, ¡esto está mal!
- No, no está mal, Alba.
- Que síiii, que Filipinas es España o está muy cerca.
- Que no, Alba, que es Asia, y la capital es Manila.
- ¡Ves, ves, ves! Manila, como los mantones. ¡Mamáaaaaa! ¿De dónde son los mantones de Manilaaaaa?

Y la voz de mamá sale de la cocina y llega al cuarto de Paula: "de Madriiid, Albaaa".

-¿Ves, ves, ves? Madrid, capital de España, que yo eso lo sé.
- Ay, que no, Alba, jooo.
- ¿Y cómo se llaman los que viven en Manila, eh? ¿cómo?
- Manileños.
- ¿Ves? Manileños, madrileños, es lo mismo lo que pasa que dicho por un niño pequeño, que pronunciar "d r i" solo puedes hacerlo cuando eres mayor.
- Pues no, boba, los manileños son gente asiática, no pequeños,  y no son españoles, son filipinos, que no te enteras.
- ¡Mamáaaaaaa! Dime algún filipino famosooooo.

Y otra vez sale esa voz con sabor a pollo con zanahorias: " Isabel Preysleeeer"
- ¿Y dónde viveeeeeee!
- ... ¡en Madriiiiid!
- ¡Ves, ves, ves!

Al final Bea me echó de su cuarto porque no le gusta nada aprender y creo que le falta azúcar, que eso dijo la abuela un día. Yo me fui a mi ordenador saqué a mamá de la mano para que me escribiera en google "Isabel Preysler" y salió una foto de una mujer guapa.

- Está hecha una cría - dijo mamá con cara de admirarla mucho.

Es verdad, normal que no sepa pronunciar "madrileño".

domingo, 23 de junio de 2013

BRUJAS MALAS

Hasta hoy pensaba que la bruja más mala de todas las del mundo era Hipoteca. Hipoteca, para los que no os acordéis, es la bruja que no se ve pero que manda mensajes en sobres con ventanita a los papás, así como amenazando.
Pero hoy he pasado la tarde con la abuela y hemos visto el debate. El debate es una cosa que sale por todas las teles y que hay gente que riñe y grita por los problemas del país.
Y hoy me he enterado que la culpa de todos los problemas la tiene otra bruja que es peor que Hipoteca: la Demagogia.
Cuando un mayor del debate dice que hay muchos parados, otro grita: eso es Demagogia. Si luego otro dice que la gente no tiene comida, salta otro: Demagogia.
Y así todo el rato hasta que se acaba el debate.
- Abuela, ¿por qué la policía no detiene a la Demagogia y se terminarían todos los problemas?
- Ay Albita, porque la demagogia se esconde muy bien: es muy lista y tiene muchos compinches.
- Y manda pistas falsas para que no la encontremos.
- Algo así, Alba.

Yo he decidido que voy a inventar un superhéroe para acabar con Demagogia y sus cómplices. Y le pondré la cara de Jorge Abadía.

martes, 28 de mayo de 2013

MEMORIA

La maestra nos ha contado hoy que las personas estamos hechas de recuerdos. Porque somos de hueso, de piel, de carne y de pelo, pero eso a nadie le importa porque es más o menos lo mismo para todos.

Lo que importa de verdad de verdad de la buena (que lo ha dicho la maestra) es el dibujo que hacemos en nuestra cabeza de los demás y eso lo hacemos con las pinturas de la memoria

Hay personas que pintan cuadros muy hermosos de los demás y un día les cae una sombra gris y deciden extenderla por todo el cuadro, como las nubes que cubren el cielo. Para eso buscan más recuerdos grises y se empeñan y los encuentran, sí, sí.

Mamá dice que papá tiene memoria selectiva, que es como tener una caja de pinturas con dos colores: negro y marrón.

Papá dice que mamá es rencorosa porque nunca olvida. Tiene muchas pinturas, pero todos sus colores tienen un tono gris, como las cenizas de los cigarros de abuela.

Yo creo que olvidar es tener buena memoria. (Bueno, no lo creo yo, es un señor vestido de vaquero como con un pañuelo en el cuello que está en una foto en el pasillo del cole). Olvidar es darse cuenta de que el color negro se come todos los colores y usarlo sólo para rellenar algún hueco.

sábado, 13 de abril de 2013

FALTAS

Hoy he subido a ver a la vecina porque la echaba en falta.

Echar en falta es algo que hace la gente que te quiere. Por ejemplo, la maestra, que cuando no estamos nos echa en falta y luego las apunta y las manda a casa, las faltas. La maestra nos quiere mucho porque es lo primero que hace, cada día, todos, todos, todos los días, sin olvidarse de ninguno. Y luego les manda una carta a los padres para que lo sepan. ¡Es muy emocionante!

Mamá no echa en falta, echa de menos, que no es lo mismo. Si la mamá de Jorge pasa días y días y días sin llamarla, pues ella la llama también menos, porque mamá no es menos que nadie, como dice siempre.

Cuando echas de menos se quiere igual que cuando echas en falta, pero se sufre más porque las faltas son más largas y se hace todo lo posible por que nadie se entere. Ni cartas a los padres ni nada.

Yo tengo un cuaderno donde apunto los días que echo en falta a la vecina. Y subrayo con fosforito los días que no me abre la puerta porque está triste. Luego arranco la hoja, subo corriendo las escaleras y la meto por debajo de la puerta.

Ayer la vecina me escribió una nota con dos margaritas para invitarme a tomar un té de batido de chocolate  porque dice que no está bien tener tantas faltas con los amigos. Así que hoy he subido a casa de la vecina con una hoja de faltas nueva, rosa y con todos los cuadraditos en blanco.

domingo, 17 de febrero de 2013

CONVERSAR

Ayer fuimos al cine mamá y yo. Llegamos al cine 17 minutos antes porque "es una pena, pero como ahora, con lo caro que es el cine, nadie va, las colas no son como antes".
Mamá es rara, o como dice papá, contravictoria, porque cuando vio la cola, que era laaargaa como las serpientes chinas, en vez de alegrarse arrugó la cara.
- ¡Qué guay! Mira qué cola - le dije yo, abriendo mucho los ojos.
Pero nada.  (Contravictoria creo que quiere decir que no se alegra ni cuando las cosas salen bien).

Cuando llevábamos un minuto apareció una señora redonda de cuerpo y de cabeza y con los ojos con chispitas. Iba con un marido redondo y tranquilo como un caracol.

- Me riñe porque no llevo el móvil encima, pero en realidad es que viene al cine porque me gusta a mí - le dice con la boca redonda a mamá, que la mira, sonríe la mitad de la boca y mira su móvil.

- El cine está guay - le respondo yo y le guiño un ojo.

- Es que en su pueblo no había cine, en mi pueblo había dos y claro, yo tengo más costumbre - me susurra y me guiña su ojo para que sea su cómplice.- A mí me encantan las películas en las que salen negros. Nadie hace los dramas como los negros. Me pongo morada de llorar. Ese negro que tiene ahora una película...

- Denzel Washington - dice el señor que está delante de nosotros.

- Ese - dice la señora hinchando los mofletes. - Qué bueno es.

Mamá sigue dentro de su móvil poniendo cara de circunstancias, que es cuando pones cara de mártir.

Cuando llegamos a la taquilla mamá dice "menos mal" con un suspiro y coge las entradas. Y también dice algo de las formas y de la clase.

- De forma es redonda y clase no tiene porque cuando tienes 70 años ya no vas al cole.

Mamá siempre se enfada cuando le explico las cosas: no se deja enseñar.

Después del cine quedamos con una amiga de mamá que estaba con otras amigas de esas que tienen clase y en vez de redondas son finas y puntiagudas. Nos dieron la espalda toda la noche y no nos dirigieron la palabra.

A ver, no digo que mamá no tenga razón y esas señoras vayan a clase, pero mucho caso a la maestra yo creo que no le hacen.

sábado, 26 de enero de 2013

Adverbios

El lunes Bea tiene examen de Lenguaje. Los exámenes de Lenguaje de Bea son muy raros y me gusta espiarla cuando estudia.

- ¡Largo de aquí, pesada!
- ¿Estás estudiando Lenguaje?
- Lengua, sin je.
- Je, je.
- ¡Boba!

La maestra dice que en Secundaria el Lenguaje es sin je, y que por eso le quitan toda la gracia. Y por eso Bea tiene la cara de haber desayunado plástico.

Me siento en sillón al lado de la mesa de Bea y cojo un álbum para disimular. Bea subraya las palabras y las cambia de nombre: sintagma. Y entonces resulta que horriblemente feo y sumamente delicioso son lo mismo, igual, igual, igual.

- ¡No puede ser!
- ¡Alba!
- Eso está maaaal... Es imposible que sea lo mismo.
- No importa lo que significa, Alba.
- Pero es muy distinto y suena muy distinto.
- Es que sólo importa la estructura... Mmm... Cómo te lo explico. Es como si a nosotros nos arrancaran la carne y dejaran sólo el esqueleto.

Me quedo pensando un momento mientras observo a Bea cómo asesina palabras y las mete en ataúdes abiertos.

Así que cuando se va a por una chocolatina, cojo un boli, cierro los ataúdes y escribo al lado:

                                         DEP

Que significa: Descanse en paz.

Y me voy a mi cuarto a hacer los deberes de Lenguaje, ahora que aún están vivas.