domingo, 17 de noviembre de 2013

CANIBALISMO

El otro día subí a ver a la vecina, que estaba con su amiga la que conoce a Visnú estudiando arte. El arte se puede crear y también se puede estudiar en la universidad. Está chulo.

La vecina tenía encima de la mesa un dibujo oscuro en el que había un monstruo comiéndose a una persona por un brazo. La vecina, como si fuera una maestra, me explicó que lo había pintado un señor que se llamaba Goya, y que era una representación de canibalismo.

-¿Qué es canibalismo?

Y me explicó qué era el canibalismo, que me pareció algo asqueroso, y que no me preocupara que no me iba a encontrar a ningún caníbal en el ascensor.

- Bueno, bueno -dijo la amiga de Visnú con voz de dar miedo- no estés tan segura de eso. Seguro que en este edificio hay más de un caníbal postmoderno. 

La vecina la miró con ojos de reñir y yo no podía aguantar ni un segundo más sin saber qué era un caníbal pos moderno  así que me pasé toda la semana buscando a gente moderna que pudiera ser un caníbal. Y, el domingo por la mañana, cuando parecía que ya no lo iba a encontrar, me senté con mamá a ver su canal preferido, y allí estaban todos. 

Los caníbales pos modernos son señores o señoras muy bien vestidos y que tienen muchos dólares y que están muy flacos, con cara de no haber comido en un mes. Un día se van a una pastelería y se reúnen con el jefe de los pasteleros y le dicen que quieren que les haga una tarta gigantesca y que tiene que tener la forma de la cosa que más quieren, que suele ser su perro, su gato, su periquito o su coche descapotable. Luego los pasteleros se ponen histéricos y al final, después de estar trabajando horas y horas y horas, les llevan a su casa una tarta que no parece una tarta, sino su perro, su gato, su periquito o su coche descapotable. Y entonces, el señor o la señora muy bien vestidos, flacos y con muchos dólares, se emocionan y siempre dicen que les da mucha pena comerse la tarta, porque es como su perro, su gato, su periquito o su coche descapotable. Pero de repente, cogen un cuchillo y le cortan una oreja, una pata, el maletero, y se llenan todos la boca de sus cosas más queridas, que quedan destrozadas encima de una bandeja. Y ríen, mientras hablan con la boca llena.

En realidad, les gustaría ser caníbales de verdad, pero como viven muy bien, no quieren ir a la cárcel y se conforman con ser caníbales de dulce, por eso no hacen más que repetir que las tartas tienen que ser idénticas a los animales y a los coches de verdad, para que puedan sentirse lo más caníbales que puedan.

A mamá le gustan mucho esos programas. Y se los traga todos, uno detrás de otro. Así mata el gusanillo del canibalismo (come por los ojos, como dice la abuela), porque ella no tiene dólares, ni euros, ni un puñetero duro (que es una moneda antigua que ya no sirve para comprar nada pero que mamá le tiene cariño, porque siempre la nombra. A lo mejor da suerte).




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