sábado, 26 de febrero de 2011

APRENDEMOS PARA LA VIDA

      La maestra nos explica que muchas de las cosas que aprendemos en el cole nos sirven para la vida. El otro día la maestra nos enseñó a presentarnos a los desconocidos y eso sirve mucho para la vida, porque en el mundo hay miles, millones de desconocidos y la maestra dice que un desconocido es una oportunidad de hacer nuestra vida más rica y de ser más felices.

      Esta mañana he probado a ver qué pasaba.

      Mamá me ha vestido con la ropa que le gusta a ella y me ha llevado a una tienda que se llama butic, pero que venden vestidos.

                - Buenos días, ¿le atienden?
                - No se preocupe, estoy mirando- respondió mamá sin levantar la cabeza.
                - Buenos días, soy Alba...con b- le dije yo con una sonrisa enorme y apretando su mano derecha con mi mano derecha, como me había enseñado la maestra- ¿y tú cómo te llamas?
                - Cariño, deja tranquila a la dependienta.
                - No se preocupe, ¡si es un encanto de niña! Me llamo Lucía y ahora mismo te voy a dar una piruleta.

       Como siempre, la maestra tiene razón, mi vida ya empezaba a ser más rica.

       Mamá cogió un vestido clarito y se metió en el probador. A los dos minutos, asomó la cabeza y me pidió que llamara a la dependienta.

               - No se llama dependienta, se llama Lucía. Tú no lo sabes porque no te has presentado y has perdido la oportunidad de hacer tu vida más rica.
               - Ay, no incordies y llámala ya.

        Así que eché a correr con la piruleta en la mano.

               - ¡Lucía, Lucía, Lucía!

        Y me llevé a Lucía hasta el probador.

        Mamá salió con la cremallera a medio subir y Lucía torció la boca. Después de varios intentos, Lucía dijo con voz muy suave:

             - Quizás una talla más...

         Pero mi madre respondió un poco como cuando algo le sienta mal que ella usa la 38 y que el vestido estaría mal cortado. Y luego salimos de la tienda y mamá estaba muy enfadada, casi llorando, la pobre.

            - Tranquila mami- le dije yo dándole un beso- a mí me pasaba lo mismo cuando iba a Infantil, intentaba meter las piezas grandes en agujeros pequeños y luego me ponía nerviosa y me enfadaba también. Le diré a papá que compre una casita con agujeros para que practiques.

         Pero a mamá no le ha parecido buena idea. Ella verá. Como dice la maestra: para aprender, primero hay que querer.

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