viernes, 12 de agosto de 2011

BLANCOS

A mamá le gusta mucho un programa de televisión en el que unas mujeres van a comprarse un traje de novia. Un traje de novia es un vestido que no es de esta época y con el que tienes que parecer una princesa de cuento (no como Letizia, que va con pantalones y vestidos rojos y faldas cortas).  Eso es muy importante porque lo dicen todas las novias: "el día de mi boda quiero parecer una princesa", y todos ya saben que es de cuento. Hasta Letizia se cambió a princesa de cuento. Es una información que no hace falta decirla.
Si no eres una novia, los vestidos de novia te parecen todos del mismo color: blanco. Pero las novias son como los esquimales. La maestra nos contó que los esquimales podían distinguir decenas de blancos diferentes. Las novias, igual.
- ¿Por qué llora esa novia?
- Porque en la primera prueba del vestido, se ha dado cuenta de que no es del mismo color que el que le sacaron la primera vez.
- ¿Y de qué color era ese vestido?
- Blanco.
- ¿Y este no es blanco?
- Sí, pero otro tono.
Mamá, como ha sido novia, es también un poco esquimal.
Al final todo se solucionó y cuando la novia salió a enseñárselo a su madre y a a sus amigas (está prohibido ir a comprar el vestido de novia sola) todas se pusieron a llorar. Pero lloraban porque la veían guapa. Hay un llorar de alegría, un llorar de tristeza y un llorar de belleza, que mientras lloras dices ooooohhh. 
                           -Así sí que puedo casarme - dijo la mujer-princesa, entre lágrimas.

- Mamá, ¿me enseñas las fotos de tu boda?
Y ahí estaba mamá-princesa, con un vestido blanco (blanco roto, dijo mamá, yo lo vi perfecto), sonriente, guapa, delgada, morena, con unos rizos castaños que caen por su cuello como guirnaldas. Igual de guapa que hoy, con los mismos ojos grandes que dicen que yo he heredado.





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