A mamá le gustan las cosas que se ponen de moda.
Por ejemplo, ahora se compra los bolsos de color flúor, porque se lleva. Los bolsos flúor son estos:
El flúor es para los dientes y para los bolsos. Antes estos bolsos se llamaban de plástico y eran de los chinos, decía mamá. Ahora se llaman de flúor y son chic, porque el flúor es bueno, lo dice mamá y los dentistas de la tele.
A mamá también le gusta decir frases que se ponen de moda. Ahora repite una que dice todo el mundo: "Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades". También la repite la amiga de la vecina.
- Vivir por encima de nuestras posibilidades es algo que dicen las personas con posibilidades y utilizan el nosotros para hablar de vosotros -me explica la amigahippy mientras yo sorbo la pajita del batido de chocolate.
- ¿Qué son las posibilidades? - le pregunto mientras me chupo el chocolate de los labios.
- Es el poder, Alba. Los hay que toda la vida han podido decidir de todo: buenos colegios, buenos médicos, viajes, libros, arte, objetos exclusivos. Esos no quieren que los demás puedan, porque ceder poder es poder menos. Y ahora quieren cobrarnos la factura de todo lo que pensábamos que podíamos y no podemos, nos prestaron el poder para comprar y ahora nos lo quieren cobrar al precio que ellos quieran, mucho más alto.
Todo esto lo dice moviendo mucho los brazos, con un acento cantarín y mirando de vez en cuando a la vecina, que a veces la mira como medio riñéndola.
- ¡Qué cosas le cuentas a la chiquilla! - le dice muchas veces.
-¿Y por qué tenemos que pagar más? -sigo yo mirando a la vecina y sonriéndola para que no se enfade ni se ponga triste- ¿No hemos pedido el ticket de compra? Mi mamá siempre dice que de todo hay que pedir el ticket, para que no te engañen y por si lo quieres descambiar.
Entonces la vecina habla por primera vez después de dar un sorbo muy largo al té rojo.
-Me temo, Alba, que todo el mundo se ha fiado y ni tenemos ticket, ni lo podemos descambiar.
- Vivir por encima de nuestras posibilidades es algo que dicen las personas con posibilidades y utilizan el nosotros para hablar de vosotros -me explica la amigahippy mientras yo sorbo la pajita del batido de chocolate.
- ¿Qué son las posibilidades? - le pregunto mientras me chupo el chocolate de los labios.
- Es el poder, Alba. Los hay que toda la vida han podido decidir de todo: buenos colegios, buenos médicos, viajes, libros, arte, objetos exclusivos. Esos no quieren que los demás puedan, porque ceder poder es poder menos. Y ahora quieren cobrarnos la factura de todo lo que pensábamos que podíamos y no podemos, nos prestaron el poder para comprar y ahora nos lo quieren cobrar al precio que ellos quieran, mucho más alto.
Todo esto lo dice moviendo mucho los brazos, con un acento cantarín y mirando de vez en cuando a la vecina, que a veces la mira como medio riñéndola.
- ¡Qué cosas le cuentas a la chiquilla! - le dice muchas veces.
-¿Y por qué tenemos que pagar más? -sigo yo mirando a la vecina y sonriéndola para que no se enfade ni se ponga triste- ¿No hemos pedido el ticket de compra? Mi mamá siempre dice que de todo hay que pedir el ticket, para que no te engañen y por si lo quieres descambiar.
Entonces la vecina habla por primera vez después de dar un sorbo muy largo al té rojo.
-Me temo, Alba, que todo el mundo se ha fiado y ni tenemos ticket, ni lo podemos descambiar.
Dice la maestra que hay una clase de regalos que vienen envenenados: los que nos hacen no por regalar, sino a cambio de algo queyaverémosquées.
La maestra también dice que el poder hay que repartirlo. Por eso las decisiones, en clase, las tomamos entre todos y las posibilidades son tarjetas de colores con nuestro nombre con las que votamos lo mejor para todos. Y cada uno tiene una. Y no están ni por encima ni por debajo, sino en el cajón, al alcance de la mano.
La maestra también dice que el poder hay que repartirlo. Por eso las decisiones, en clase, las tomamos entre todos y las posibilidades son tarjetas de colores con nuestro nombre con las que votamos lo mejor para todos. Y cada uno tiene una. Y no están ni por encima ni por debajo, sino en el cajón, al alcance de la mano.
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