- Mamá, eso de que tenemos que hacer sacrificios, ¿es verdad?
- Sí, Alba, hay que hacer sacrificios para que vosotros tengáis un futuro.
- No lo entiendo, me parece injusto.
- A lo mejor no es muy justo, Alba, pero hay que hacerlo.
- ¿Y a ti te parece bien?
- Cariño, preferiría no tener que hacerlo, pero no nos va a quedar otro remedio.
- ¿Y a todo el mundo le parece bien?
- A todo el mundo que es como dios manda, sí. Luego están esos que salen a manifestarse, que están contra todo y quieren vivir sin trabajar.
- Entonces, ¿a ti te parece bien lo de los sacrificios?
- Que sí, Albita, que sí. Estás un poco pesada...
Hoy mamá estaba preocupada. Le ha dicho a papá que Paula ha vuelto a salir sonámbula otra vez. Le ha contado que se levanta, abre la puerta de casa de la abuela y se vuelve a dormir.
Mamá no sabe que soy yo. Que todas las noches abro la puerta para que Trapi, el perro salchicha de la abuela, salve la vida. Porque el pobre sólo es un perro y ni sabe lo que son sacrificios ni creo que la abuela le deje salir a manifestarse.
¡Cuánta razón tienes Alba! Es injusto y lo de los sacrificios innecesario. Creo que los sacrificios no solucionarán el problema así que deja al perro de tu abuela en casa porque el pobre no tiene la culpa.
ResponderEliminarHola, Eloraaa! Trapi no quiere salir. Pero yo no le quito los ojos de encima y cada vez que mamá coge un cuchillo lo escondo en el trastero.
ResponderEliminar